Peregrinando por Esquel

Esta mañana entraba a la ciudad por la Av. Ameghino y en el predio de la cárcel, a unos 100 metros, veo esta situación: unos chimangos eran acosados al vuelo por lo que sin dudas era un halcón. Los seguí con la mirada hasta que los árboles me taparon... sólo unos segundos. No era el momento de frenar y acercarse, mi chofer no hubiera entendido nada y realmente no correspondía. Lo dejé pasar como tantas otras veces que uno ve algo interesante al pasar pero resignado sigue con sus tareas, sabiendo igual que todo vuelve.
A la tarde motivado por un paseo en familia salimos a dar una vuelta en coche por las calles de Esquel City, ya con los últimos rayos de sol acompañándonos. No lo esperaba pero allí estaba, revoloteando un gran pino a unas 10 cuadras de donde lo viera a la mañana, en pleno centro, esta vez un inconfundible Halcón peregrino (Falco peregrinus) me saludaba. Seguí de largo entre el tráfico y di la vuelta unas cuadras más adelante. Allí estaba, posado en este gigantesco pino del boulevar, en lo más alto, indiferente al tránsito de una tarde de martes, en una ciudad que camina mirando el suelo, indiferente a la naturaleza.

"Da para ir a buscar la cámara..." le tiré a la comandante Gisela. -¿Es una fichu difícil? me preguntó ella ante mi entusiasmo. -Bueno, no es muy común, pero es muy especial. Es el animal más veloz sobre la tierra... -exageré queriendo convencerla, y ella preguntó irónica: ¿...y vos decís que vas a llegar a buscar la cámara...? Plop!

La cuestión es que sin apurarme mientras paseábamos busqué el equipo y lo volví a ver posado en el pino. Estaba lejos pero le tiré unas fotos que sirven de registro. Los invito a buscarlo porque con un poco de suerte nos acompañará unos días... Suerte!







Salud!

Javier