En la costa del Atlántico me encontré de cerca con este ejemplar de Aguilucho común, una hembra, a juzgar por el manto rojizo de su espalda, agarrada entre sus patas llevaba una pequeña liebre sin vida. Intentaba remontar vuelo pero parecía muy pesada, quizás estaba esperando la ráfaga de viento adecuada que la ayude a elevarse con su presa. Quizás un par de juveniles hambrientos esperaban en el nido ese preciado botín. Lindo encuentro.
Javier
Javier
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