28 julio 2008

Sobrevuelo por Córdoba y el Espinal

Hace ya mas de dos semanas que emprendí esta suerte de migración atemporal con rumbo norte. Cuando desperté en el colectivo entrando a la provincia de Córdoba, me sorprendió el notorio "tránsito aviar". Halconcitos colorados, peregrinos, gaviotas, garzas, tordos, loros, palomas, en fin, de todo! Llegué a la capital con mucho calor, no alcance ni a sacarme la campera que ya estaba subiendo a otro micro con destino a Bialet Massé, un pueblito ubicado en las sierras en donde está uno de los dos posibles centros del país. Los cables de luz de Bialet, y de casi todos los lugares fuera de la capital, están cubiertos de claveles del aire cual adornos navideños y en los árboles de la zona se ven unas estructuras enormes con forma similar. Pero éstas no son plantas sino nidos de cotorras comunes (Myopsitta monachus), que pude apreciar están por todos lados, incluso en los árboles de la capital. Colman de sonido el aire de las sierras y hacen las veces de despertador. Es alucinante!


De nuevo en la capital, los sonidos cambiaron con el paisaje. Esta vez era el gallo del vecino de Valentina quien me despertaba. Es muy loco tener un gallo en medio de la urbe, pero sí.. tengo la suerte de un "cocorocó" en vez del fastidioso "tititití" del reloj despertador. La verdad es que no pensé encontrar tan variada oferta de aves en la ciudad, y no lo digo por el gallo. Tanto en las plazas como en el resto del arbolado público me crucé con horneros, torcazas, torcacitas, jotes cabeza negra, bentevéos, biguáes, cabecitas negras comunes (Carduellis magellanica), el famoso picabuey (Machetornis rixosus) que va agazapado por el pasto cazando mosquitas, ratonas, pirinchos (Guira guira), carpinteros de los cardones (Melanerpes cactorum) (foto), palomas picazuro, bandadas enormes de tordos renegridos, gaviotas cocineras, halconcitos, cachalotes castaños (Pseudoseisura lophotes) y, por supuesto, gorriones y palomas domésticas, infaltables en la postal de cualquier ciudad.

Luego de algunos días de museos y semáforos, escapamos a San Marcos Sierras. Una especie de El Bolsón pero en las sierras cordobesas, un lugar con 3000 habitantes y una mística muy particular. En tres días, y mirando de reojo ya que no fui en plan ornitológico, alcancé a ver una bandada de calancates (Aratinga acuticaudata), similar a nuestras cachañas pero con la cabeza azul y la mandíbula negra, una pareja de tacuaritas azules (Polioptila dumicola), que son como ratonas pero azules, y al pepitero de collar (Saltator aurantiirostris), con su pico grueso semillero de color naranja. Además de loritas por doquier, vi zorzales chiguanco, cóndores y carpinteros reales (Colaptes melanochloros) picoteando la ventana del auto del jardinero.



Mañana parto para Tanti, otro pueblito inmerso en las sierras. Veremos que otras sorpresas depara el espinal a mis ojos. Les dejo una frase que encontré por ahí mientras miraba. Saludos.



Maria Pia Floria.

1 comentario:

José Giménez dijo...

María Pía:
¡Qué alegría que estes disfrutando de Córdoba!. Me despierta recuerdos de mi infancia. Nací crecí en Córdoba Capital. Tengo recuerdo de muchas aves distintas en mi niñez. A veces he pensado que era mi fantasía ornitológica, pero confirmo con tu relato que muchas eran ciertas y no meros destellos de mi imaginación queriendo complementar mi memoria.
Espero tu próxima entrada con ansiedad.
JG

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